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LA MEMORIA DE UNA PEQUEÑA CIUDAD 

Creo que las obras de arte siempre transforman a quienes las hacen y quienes las reciben.  En el caso de nuestra película, durante la filmación, ocurrieron situaciones desgarradoras que tocaron nuestra vida.
 

Brotaron  respuestas a misteriosas preguntas del pasado: recuerdos, secretos violentos, reencuentros.
 

La filmación pareció convocar  fuerzas  que nos impulsaban a todos  hacia el acto místico de “recordar”.  El pasado apareció de pronto en San Clemente , palpable e intenso. 
 

Los habitantes de San Clemente nos traían sus objetos para aportar a la “escenografía” y en el momento de entregarlos nos contaban “las historias de las cosas” y  revivían sin darse cuenta la propia experiencia en los años de dictadura, siempre brutal y contradictoria.
 

También los padres de los niños actores en el momento de “vestir” a sus hijos con sus propias ropas de infancia para la película parecían experimentar el impulso incontenible  de referir sus memorias.
 

 

No eran sólo remembrazas melancólicas o agradables, se trataba por supuesto de la memoria fragmentada y muchas veces negada y vaciada por los años de fascismo.


Malena, Sandra y Walter:

En el año 2009 hice el taller actoral con los niños de San Clemente. Fue un trabajo intenso,  agotador y feliz.  Al concluir hicimos una presentación para que los padres pudieran ver el enorme avance de sus hijos.

En ese momento una niña por demás talentosa se me acercó y me preguntó si yo recordaba a Sandra Vera. Apenas terminó la ceremonia busqué a Sandra, me sentía loca de ansiedad: habíamos sido amigas en la niñez. 

Nos abrazamos. Me di cuenta que  la amistad continuaba en este nuevo presente. Sandra me preguntó si recordaba a Walter. 



Walter había sido un niño muy delgado y sonriente, travieso e irreverente. Fuimos a verlo. Como nosotras, él también había cambiado …

Cenamos los tres, Walter con su familia. Durante la cena abundaron los chistes, las anécdotas.

Y de pronto me preguntaron “¿De qué se trata tu película?”.  Y por un momento enmudecí…

 

A mis cuarenta años yo había contado mi historia muchas veces a interlocutores múltiples: los años en que viví con mi familia en situación de persecusión y ocultamiento. Nunca se los había dicho a ellos:  mis amigos de entonces. 



Volví a sentir pánico durante un breve instante: el miedo de “decir” lo que estaba vedado. 

En esa cena de reencuentro les dije a mis “antiguos” amigos que la niña que ellos conocieron: la misma que jugaba con ellos en los recreos, había estado  viviendo al mismo tiempo una situación de persecución y terror… Después de la cena nos abrazamos y Sandra me dijo:  “yo no me daba cuenta de nada, a mí,  la dictadura no me afectó para nada".


Y yo le respondí: “Si te afectó: ¡tu mejor amiga del primario  estaba perseguida y escondida! ”.

Sandra se rió en ese momento por toda respuesta…

Sandra y yo hemos vuelto a ser entrañables amigas.  Le agradezco a “El Premio”  y al destino el haberme devuelto a mi  amiga.

¡ Saludos Sandra,  te mando besos aquí!

La Pocha y la proveduría  de Norberto.
Otro acontecimiento sorprendente ocurrió en la presentación del film.

Luego de las tres funciones salí a la calle a tomar aire:  dos señoras se acercaron a mí con una bolsa de fotografías.

¡Eran fotos de mis padres!

Una de esas señoras había sido la esposa del supervisor del balneario donde mi padre trabajaba como guardavidas. 

La otra señora era quien atendía la “proveduría”en el camping.

Las señoras y yo charlamos  brevemente, emocionadas:  me regalaron las fotos y me invitaron unos deliciosos

mates.

Luego encontré una nota en un periódico local, que ellas hicieron  cuando yo ya había regresado a México: La nota se titula: “no sabíamos nada, sino, lo hubiéramos ayudado”.

¿Quién sabía y quién intuía la verdad? ¿nos hubieran podido ayudar realmente?. Creo que nadie puede afirmar  qué hubiera hecho. En esa época ayudar era por supuesto poner en riesgo la  propia vida.

¿Quién hubiera sido capaz de arriesgar su vida por otros?

Creo que recordar no es sólo un ejercicio placentero. A veces como en el caso de Argentina implica asumir que algunos fuimos muchas veces cobardes, negadores, o tal vez cómplices... Pienso que el recuerdo es áspero y angustioso pero siempre liberador.

​​

Homenaje a René Peñaloza 

Extraño mucho a mi amigo:  René Peñaloza. Se fue unos meses antes del rodaje. René planeaba ser el asistente de dirección del proyecto. Su presencia e inspiración me acompañan siempre. 

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