
LA FOTOGRAFÍA




Siempre que pienso en San Clemente viene a mi memoria un color: el gris. No es un color sereno o melancólico.
Es un gris violento.
El mar se inmiscuye a través de la puerta, las paredes tiemblan, el viento detiene a los caminantes. ¡Los paisajes están vivos!.
Mis padres eran pintores y durante los años que vivimos frente al mar ellos percibían la enorme riqueza de este universo.
Mi madre opinaba que el gris en realidad estaba lleno de color.
A mi padre le gustaba observar los médanos arrasados por el viento, obsesionado por plasmar en un cuadro la transformación constante de un paisaje.
Mis padres me enseñaron a mirar. Durante mucho tiempo busqué un fotógrafo cuya mirada pudiera descubrir la fuerza de este universo.
Yo quería lograr que la película tuviera la libertad y el desenfado de una pincelada…
Conversé con muchos fotógrafos muy talentosos….
El día que conocí la obra anterior de Wojciech como director y director de fotografía, supe que él era el artista con quien yo quería trabajar en esta película: su aproximación única al paisaje, la modulación del color, impresionista y expresiva… pero sobre todo, el amor artístico de Wojciech hacia el retrato: el rostro humano que emana una luz propia, una fuerza singular que se combina con el resplandor del paisaje.
El estilo romántico y simple de Wojciech le dio fuerza pictórica a esta obra. Gracias Wojciech.
Gracias Kaspar, por la creatividad, rigor y entrega en la postproducción.
Gracias Viridiana, Gracias Gerardo, Dankmar.
Gracias Emilio, Israel, Alejandro.