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LAS ACTRICES ADULTAS

Ya nos hemos cuestionado "¿qué es un niño?". 

Creo que igual de difícil es responder la pregunta ¿qué significa ser adulto?

Las leyes  suelen recurrir a un límite de edad para determinar la madurez: ¿significa esto que antes de esa fecha los seres humanos no somos capaces de amar desesperadamente?, ¿antes del día que cumplimos dieciocho años no podemos ser crueles?

Y al revés: ¿Qué tanto es cierto que somos  realmente conscientes de nuestras decisiones después de los dieciocho?, ¿acaso  los adultos no nos movemos impulsados por los mismos caprichos, egoísmos y fragilidades de un niño pequeño?

A las actrices adultas les propuse girar  alrededor de este interrogante.  Trabajé con ellas  en torno a sus  personajes.

El miedo y la incertidumbre del presente de Lucía la hacen  desear ser  pequeña otra vez. Lucía envidia de a ratos a su propia hijita el privilegio de ser una niña.

La Maestra Rosita tuvo una infancia injusta y violenta. Este ritual de represión es la única manera en la que la Maestra Rosita ha aprendido a educar. Pero cuando repite algunas de las prácticas que ella misma  ha padecido, su rostro se resquebraja  y aparece desde alguna zona de su ser una fuente insospechada de bondad. 

Así como los actores niños merecieron toda mi confianza como artistas (más allá de su corta edad) así en el trabajo con las actrices adultas intenté otorgarles la misma libertad

que tenían los niños.

Laura y Viviana improvisaron en escena y a través de intensas creaciones cada una de ellas encontró un matiz único para sus respectivos personajes. 

A través de la interpretación de Laura,  Lucía adquirió una mágica violencia … Viviana compuso una Maestra Rosita, llena de ternura y humor.

Gracias Laura y Viviana.

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