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LA CRECIENTE

El mar se lleva las ventanas y la puerta.

Qué divertido.

Tengo ocho años y no tengo miedo, al contrario.

Cuando hay creciente es mejor porque puedo jugar a los piratas.

El mar pasa por debajo de mi casa.

Mi perro Capitan le ladra a las olas como si fueran otros animales como él.


Por la ventana veo como el mar se lleva otra casilla de un balneario que está cerca.

El mar no me da miedo.

Es gris y amarillo. ¿Por qué será que todo el mundo cree que el mar es azul?

El mar se lleva el techo.
El mar se lleva una mesa y tres escalones.

Que divertido.

Si la creciente es muy fuerte, el mar podría deshacer mi casa también, aunque es mas grande que la otra, pero tambien es de madera, como todos los balnearios de San Clemente.


Es una creciente nada mas.

Hay cosas peores, como cuando vinieron los soldados.

Yo no tenía miedo.

Y eso que sabia bien donde estaban escondidos los libros y donde estaba metido el amigo de mi papá, en el baño clausurado del balneario, uno que huele mal.

Los soldados mataron a mi prima ya.

Hay un perro famélico que a veces anda por la playa y arrastra una pierna, unos milicos le dieron un balazo no más para practicar tiro al blanco. Cada vez que lo veo me acuerdo de mi prima.

Me pregunto si a mi prima le habrá dolido cuando la mataron.

No sé porqué, pero sé, que algun dia el mar se va a llevar mi casa Y no va a quedar nada, ni los platos, ni mi ropa, ni mis padres.



Me voy a quedar sola en el medio del viento, sin zapatos , ni techo, ni mesa, ni mi perro.

Eso sucederá, pero yo no le tengo miedo a nada.

No tengo que tener miedo.



Mejor jugar a los piratas, aprovechando que hay creciente y la casa se parece a un barco.

Mi mamá tiene tanto miedo.

Yo no.

El mar se lleva una puerta y la hace pedazos.

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